Un escenario habitado por el mar, la meseta y y el sol. Nos inspira lo despojado del paisaje patagónico. Somos viento, agua. Somos arena salada. Lo entendemos desde la piel. Hay una forma de belleza donde ciencia y estética dialogan con amor. Motivadas por el cuidado inteligente y el rigor de un invierno patagónico. El mar toca la arena. Podemos ser una versión más relajada, suelta y libre, a mano alzada, vibrando con el sol de verano.
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El juego nos lleva por caminos inesperados. Descubrimos nuevas formas, desde la intuición, sorpresa y magia. El verano es burbujeante,aireado, volatil. Piel de verano. Patagonia viento norte, arena, salada y feliz. Nos entregamos a la magia del mar. El agua salada moja la piel, y ese dibujo tiene forma de absoluta libertad. Creemos que la naturaleza tiene su lenguaje, somos simples interlocutores: estamos, la habitamos, la cuidamos.
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Es invierno. El viento sur atraviesa la piel, lo sentimos en los labios, en la frente. El frio arde. Sabemos como preparar nuestra piel para el invierno patagónico. Árido, frío, hostil y nada alrededor. La austeridad es una condición de la patagonia mas extrema. Piel Patagonica. Sopla viento sur y una helada de tres bajo cero nos despierta. Sabemos como preparar nuestra piel para el invierno.
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CUIDADO INTELIGENTE DE LA PIEL